2300 pesos mexicanos
Empezamos
siempre
lento.
Nos escondemos en mi cama
alejados de la luz
y de la vida.
Beso tu cuerpo, inexpresivo
Si Dios me manda al infierno,
me voy bailando.
Termino
con el vientre convulso
la cara caliente
contigo
en la mano
sin perdirme
ni perdón
ni paciencia.
Me lo dices sin ruido,
sin drama,
sin alma:
“Soy mejor que todos los que han venido”
Sin venir de buena familia,
sin apellido,
sin futuro,
sin hogar,
ni prospecto laboral.
Sin entender una mierda,
sin referenciar,
sin citar a los griegos,
sin intentos
de manipulación intelectual.
Sin saber quién chingados es Daniel Cosío Villegas.
Sin criticar a mis amigas,
sin obsesionarte con ellas.
Sin que se te caiga la erección
cuando ves un condón.
Sin decirme que fuiste a terapia
para volver y hacer las mismas mamadas.
Sin decirme que tu escuela es mejor que la mía,
pero no en política, eh,
solo en economía.
Así me gustas,
así te soñé:
callado,
inmóvil,
inhumano.